miércoles, 28 de septiembre de 2011

Soy la Excepción.

Soy la Excepción.


Veía pasar la gente en su tiempo normal, no era nada anormal, todo seguía su rumbo natural. Las personas hablando, capitulando cada momento de sus vidas y compartiendo cada situación excéntrica emocional a sus amigos. Era normal, en serio, era normal. No era cosa del otro mundo, todo estaba bien.

Sentía una extraña sensación la de llegar cada día a mi colegio y ver que todos estaban jugando (los niños) y platicando (los jóvenes)...¿qué harán los profesores en nuestro tiempo libre?...¿Hablar entre ellos? Es gracioso, pero me resulta gracioso al fin de cuentas. Usualmente me imagino "oh, el profesor de sociales, ahí viene, ahora con qué tema nos vendrá para variar..." y no era una pregunta, sino un comentario sarcástico que me hacia a mí mismo para afrontar (¿o será ignorar?) mi aburrimiento cotidiano. Mira, que me he saltado parte de mi narración sin saberlo.

Te daría risa, sí, lo sé, mi vida es una completa obra de arte...¡ABURRIDA! No entiendo al arte. Vaya yo...

Todo el tiempo, cada día escolar, cada vez que ingresaba a la institución escolar, que me suena vulgar decirlo de esta manera. Siempre, jugando y platicando, siempre. Sin embargo, era diferente algunas veces, la banda de música "marcial" salía al patio del colegio a practicar, pero me era curioso, también mostraban un espectáculo. Oye tú, no pienses que hablo de un "espectáculo" musical tan bueno, no, era una espectáculo a fin de cuentas. No, espera, era un espectáculo no tan espectacular.

Era aburrido, pero a veces sentía que la música que hacían se volvía un "arte" bien elaborado.

Mira.

No, era cosa mía. Ellos practicaban, no estaban haciendo arte, todos los chicos y chicas que estaban en esa banda musical sólo estaban por interés. El sólo estar en esa banda musical les daba ventaja académica. Mayor calificación en todas las asignaturas/materias. ¿Arte vendido? No, arte artificial.

Artificial...

¿Qué sucede? Era yo, pensaba en cosas inútiles, y era curioso, si me lo preguntas. Todo esto lo pensaba desde que entraba al colegio, y caminaba por el pasillo hasta llegar a mi clase. Menos de un minuto. 

Después, llegaba el otro lado de mi aburrimiento: la estúpida forma de intentar divertirme pero que sólo se limitaban a intentos.

Ja. Era gracioso. Me rio de algo que se supone no debe darme risa. Irónica resulta, reirme de no poder divertirme, Encuentro diversión en las formas que intento no aburrirme. Aburrimiento en la diversión, diversión en la vaga actitud de intención.

Hola.

Ya, dije lo que tenia que decir. Esto me recordaba de que, además de aburrido, este día sería el mismo al de ayer. Podría decir que será igual al de mañana. No es un pronóstico, pero eso me suena.

La verdad que no entiendo el sentido monótono de esas vidas. El de limitarse a no hacer nada...quizá yo no quería hacer nada, pero pues claro, no me atraía nada.

Oh, mi bendita vida, ¿qué peligros me traes hoy? Nada. Mis pensamientos volaban con cada detalle, qué detalle de mi parte valorarlo.

Todos, sus vidas, sus tiempos, su todo. Era como un monopolio, en donde se privaba de algo diferente, todos consumían el mismo producto dos veces. ¿Dos veces?

Consumismo.

Una cosa llevaba a la otra, esa norma podría servir para las tiendas o para el marketing. Vender un producto que necesita de otro producto para funcionar. "Lo demás se vende por separado".

Yo deseaba cambiar esta vida que poseía, pero no podía. No, quizá podía, pero no tenía valor de cambiarlo. Es cuestión de perspectiva. No era que estaba mal, estaba mal el haberme acostumbrado...

Relativo.

¡No! Algo estaba mal. No podía tener una vida aburrida tan aburrida, por irónico que suene. Aburrido hay de todo, pero esto era absurdo. El aburrimiento se volvía un tóxico en mi vida, tan venenoso que sobrepasaba el aburrimiento y llegaba a rozar las definiciones de "locura" o "corrupción". Mi deber era no parecer parte de esta aburrida película. Por más aburrido que estaba, optar por la locura o corrupción no era una alternativa. Me volvería algo peor para la sociedad.

Mi conciencia.

Bah, cosas mías que pasan por mi cabeza. No sé porqué pienso estas cosas...¿qué sentido tiene? Cualquiera me diría...

--Interesante. Ya era momento de que alguien se diera cuenta de esto.--

Exacto, por eso es que me parecen...¡Espera!

--El mundo acaba donde termina. Se deslumbra desde donde lo deslumbras.-- 

Debería sorprenderme. Un chico se había sentado al lado mío a hablar...¿a qué venía? Además, ¿de dónde había salido? Nunca lo había visto...pero como digo, no me sorprende. Al menos, era algo para variar.

Hola, de nuevo.

Me parecía raro que...

--¿No te parecen grandiosos tus pensamientos? Eres el único que parece preocuparse por esto. Bueno, no he de culpar a nadie, nadie se daría cuenta de esta locura si no es que se apartara de ella.--

Para ser alguien que nunca había visto, me causaba cierta confianza. ¿Yo? Resulto ser muy desconfiado de las personas....no, las personas son aburridas. Todas te dicen lo mismo; este chico decía cosas que no te diría cualquiera, es más, nadie te diría estas cosas. Y las cosas que me comentaría después tampoco...

--No intentes meditar algo que no se puede pensar. No le encuentres lógica a un mundo donde 2+2=4 y en otro lado Dos más Dos era igual a Cuatro. No, todo en este mundo es diferente, pero también igual. El detalle está en saber lo que para ti es diferente, o lo que para ti es igual. De cualquier modo, esto que acabo de decir no tiene ningún sentido para nadie, excepto tú.--





¡Leer no hace daño!