lunes, 27 de agosto de 2012

Morí queriendo vivir.

¡El señor me imploraba misericordia!

Lo tenía en frente, podía dispararle sin más, pero quería algo, algo que me llenara, que satisfaciera esta sed de sangre.

Tomé un bastón que estaba en el suelo, y lo golpeé salvajemente. No, lo golpeé con amor, tenía la intención de hacerle ver lo que venía luego, le quería dar una introducción al dolor, un...preludio.

Pero, pero, pero, era inevitable, mi corazón latía más y más, y, y quería más. Era como un acto sexual, quería más, sentir esa satisfacción. Hacer, y hacer. Era más lo que quería, tenía ese sentimiento en mi profundo interior, quería darme alivio, quería hacerlo, quería jalar el gatillo, quería más, quería todo eso, quería exactamente eso, quería todo ese dolor, quería escucharlo, quería sentirlo en mis manos, quería sentir la vibración del disparo en mis brazos, quería verlo, quería asesinarlo, quería descubrir ese nuevo mundo, quería provocarme, quería tentarme, quería destruirme disparando, quería que esa bala atravesara mi mente, quería que todo eso que pensaba se hiciera realidad, quería que todo fuera así, todo eso se volvería una orquesta de melódicos sentimientos que se escandalizaban por querer salir de mi cuerpo.

El hombre era mi salvación, él me gritaba que me liberara, esos gritos de dolor eran nada más invitaciones, sensaciones de valor, sus gritos no eran más que todo eso que había tenido en mi corazón, que ahora gritaban por salir de ahí, quería libertad, quería todo esa libertad.

Estaba harto de querer, quería actuar. Hacer todo lo que mi mente me injuriaba, porqué todo era así.

Era como la dulce venganza de mi persona con el mundo.

Era un desliz de sentimientos, todo se tornaba color de rosa. Era una alegría diferente, una forma de ver la vida de manera interesante, la vida estaba en mis manos. Pude darme cuenta que la vida es una tontería, una basura.

¡Vivir y dejar de sentir!

Traición.

Ese minuto en que te das cuenta que todo ha sido una traición. Mi cuerpo me traicionó. Mi mano me traicionó, mi vida me traicionó, la muerte me saludó. El gatillo se honró de tenerme en sus pensamientos. Cacofonías fueron las que escuché luego.

Las lágrimas abandonaron mi cuerpo en un intento de huir, como personas huyen de un barco que se hunde.


Un dolor insesante en mi cabeza, bailaba sobre mis pensamientos. La aguda acción del perpetrador no era más que la expresión del dolor.

Era la muerte quien me asesinó esa noche. Viví siendo patético, y así morí queriendo vivir.

sábado, 25 de agosto de 2012

Gritarme al corazón.

Yo veo que hay momentos en la vida en que te das cuenta de cosas que no te das cuenta normalmente. Haces una reflexión y tu mente es invadida de pensamientos que buscan darle lógica a todo este disparate que nos atrevemos a llamar vida. Buscamos conciencia pero encontramos una razón más para olvidarnos.

Lo que acontece en nuestro mundo nos distrae de muchas maneras. Y las maneras a veces son crueles. Ignorantes, actuamos como si pudiésemos manejar todo. Todo parece que está dentro de nuestros planes, pero interviene entonces el caos.

Uno va y viene, habla con quienes quiere, actua a como le conviene y piensa lo que prefiere; pero así es como el caos sucede. Desprevenidos, así es.

Hemos sido bombardeados de pensamientos ajenos a nuestra realidad, pero no ésta, la realidad de todos, sino la realidad de cada uno como persona. Cualquiera quisiera saber las verdades de todo lo que actua en el mundo, pero así también cualquiera no quisiera saberlas. Es todo cuestión del imprevisto, de lo impredecible, del caos en nosotros. Nosotros creemos tenerlo todo, pero la falsa ilusión nos demuestra que aún lo que tenemos, es solo nuestra imaginación.

Nosotros, somos caos. Entes impredecibles, pero que intentamos entendernos, conocernos.

Esa lluvia de ideas que nos ensucia del lodo de la sucia realidad. Nos ensucia los ojos, pero los ojos de nuestros sentimientos, la vista panorámica de nuestra persona hacia con lo interno, el interior de nuestra vida. No es más que un complot de los sentimientos nacidos del todo ''exosocial'', o es decir, de ellos, los demás que no somos nosotros, que se haya afuera de nuestra virtud como individuos con sentimientos.

Queremos limpiar nuestros ojos limpiando la vista de los demás, o queremos ignorar lo que esto representa en nuestro ser. No somos más de lo que nos permitimos ser.

Es maravillo y me hace llorar de alegría como mi personalidad se oculta ante mí, porque es como percatarme que alguien más existe en mi vida.

Si te es un sentimiento incompredido, por favor, no sigas leyendo. ¡Pero acuérdate de esa persona! Esa persona que has olvidado, al que menos has prestado amor, al que nunca saludas, al que siempre ignoras, al que le restas importancias por querer valorar lo demás y los demás, al que crees innecesario, al que en tus momentos de sosiego recuerdas nada más.

Es increíble que mientras estaba escribiendo esto, me di cuenta que lo dejé olvidado en la primera palabra de este texto. ¿Comprendes?

Por culpa de esta inspiración, de este mezclado sentimiento de amor al verbo escribir y a la solidaridad pura, me haya olvidado de él, esa persona que, a pesar de todo, está ahí, para burlarse o alegrarse de mí.

No, deja sentimiento, lo exijo. Quiero traer devuelta a esa persona que he olvidado por prestarle más atención a lo demás. 
Lean esto: Así mismo ustedes.

Porque todo ha sido olvidado para tenerlo todo, para ignorar que tenemos todo en nuestra nada, pero que desesperadamente no creemos obtenerlo por recordar que somos nada sin ese todo.

El todo y la nada se vuelve el hecho y la ausencia. La ausencia del todo es nada más la infelicidad de la nada. Nada eres, todo tomas, todo eres, todo tomas, nada tomas, nada eres. Nada eres, todo tomas, todo eres.

Quiero devuelta a eso que he olvidado. Debo alejarme de lo demás por un momento e intentar, si no es muy tarde, de obtener devuelta eso que olvidé a medio camino. ¿Qué me ha pasado? ¿porqué ha sido así?

¡¿Porqué me he olvidado de mí?!

No sé... 

viernes, 17 de agosto de 2012

Los pasos que daban mis sentimientos me alcanzaron.

Mientras daba pasos a mi colegio, durante el transcurso de mi viaje, cuando iba en el medio de transporte por el cual cada día viajaba, me di cuenta.

Cada día lo pensaba, no sabía si era yo, o era ella.

Pensaba muchas cosas, pero cuando pensaba, me dolía. Me dolía pensar en el amor, me dolía sentir. Durante todo este tiempo me ignoraba, pero quería pensar en ella, para no sentirme mal yo, pero aun así, el amor me hacía sentir mal. Creyendo que en esa persona encontraría la luz de mi vida, solo me di cuenta que no era así. Sería todo, menos eso. O sería eso, pero peor.

Subía, caminaba, daba pasos, recorría senderos, caminos, hogares, escuelas, tiendas, pero sin embargo, mi mente recorría recuerdos, sueños, ilusiones, que siempre llegaban a decepciones. Me dirigía siempre a mi colegio, pero mi mente siempre tomaba otro camino. Nos separabamos. 

Pensaba en el transcurso del viaje, viendo tras la ventana, viendo a la gente. Me sentaba a pensar. ¿El amor que tengo es verdaderamente amor? ¿O el camino que creí haber tomado al principio cambió? ¿Me perdí? Y tras hacerme estas preguntas, quise saber la respuesta a la interrogante que englobaba a todos mis dilemas: ¿Porqué me perdí?

Yo daba pasos para hacerme sentir feliz, pero siempre tenían que detenerme. Quería llegar juntos a nuestro destino, pero no, siempre el camino nos separaba, pero no porque se dividía en dos, sino que nuestras manos se separaban.

Las quería volver a tomar, pero no quería. Volvía a intentarlo, pero su mano se oponía. Me di cuenta que no siempre se puede estar juntos, pero no fue eso, puesto que nunca estuvimos juntos. Creí que me había equivocado de sendero, pero la verdad era otra, que ignoraba por miedo, mi cobardía se había vuelto mi enemigo.

Siempre que caminaba, lo pensaba. Era mi pasatiempo. Quizá quería sentir esos momentos en que piensas en el amor y te ilusionas y te sientes feliz de todo. Sin embargo, yo solo encontraba decepciones y me sentía mal de todo.

El amor me desconocía. Creía haberla conocido, pero no me di cuenta que todo este tiempo había querido seguir engañándome.

''Te amara, pero...''

¿Pero qué? ¿Qué había estado haciendo? ¿Me ilusioné y creí que me había hecho la vida ya? No. Yo solo quería dar lo mejor de mí, pero nunca recibí esa luz que me iluminara en mis dudas.

Te das cuenta que compartir el mismo sendero no significa que se tomen de las manos.

Giraba los ojos, para distraerme, pero ese pensamiento me perseguía, este pensamiento que me tiene ahora amenazado y por lo que ahora estoy escribiendo esto. Como el ladrón que amenaza con un arma a su victima, así el amor me amenazaba a escribir esto.

Esos pensamientos me seguían, me acosaban por donde quiera que iba. Yo nada más tenía la intención de amar, pero amar excepcionalmente, amar cada día, enamorar cada día, besarla de otra forma cada día.

No. La ilusión se volvía una decepción, me quería tapar los ojos, no quería llorar. Me había dado cuenta que todo este tiempo el sentimiento del amor solo me vacilaba. Los pensamientos me comían por dentro, me devoraban el alma, pero no eran ellos. Mis pensamientos se atrofiaron.

Quien busca, corre el peligro de encontrar. Ahora me di cuenta de este dicho.

Los sentimientos me habían alcanzado, y con ello, me hicieron ver como si se tratase de una iluminación, la realidad. Todo seguía igual. Mi realidad que creía haber mejorado solo era una ilusión.

Te amara, pero no puedo amarte. Te amo ahora solo es eso, una palabra escrita. Sin sentidos, nunca te das cuenta de esto, pero sin sentimientos, nunca te darás cuenta del significado de estas palabras. Ella lo sabía, me dolía pero ella lo sabía. Palabras son palabras, como los aviones de papel que vuelan, porque solo es un pedazo de papel que vuela.

Te amo, pero yo no puedo más. Mis sentimientos se han revelado contra mí, y la verdad que tienen razón de hacerlo, yo he provocado todo esto. Pero por amor, de esto estoy seguro.

Ha sido como un amor negligente, que no tenía la intención de dañar pero ha terminado haciendo eso.

Ahora es cuando me doy cuenta que todo ese tiempo que le dedicaba a pensar, lo podía haber invertido en vivir. Porque viviría, y no me decepcionaría.

Me alcanzaron mis sentimientos. Viendo todo el camino que caminamos juntos, me di cuenta que solo compartariamos este sendero, pero no el mismo destino. Todo este tiempo, solo había atrasado lo inevitable.

Solo deseo ser feliz...¿Será que mañana me arrepienta de ser feliz mañana y no hoy? 

No quiero nada. La señal nunca llegará, si no lo ha hecho ahora, no lo hará después.

Te amara sin embargo, pero el amor no es suficiente por irónico que parezca, por cruel que suene, por desgarrador que se sienta, el amor mal concebido es lo que reluce por su ausencia.

Te amara, pero no.

¡Leer no hace daño!